Texto: Álvaro M. Sánchez
Este fin de semana nos esperan grandes momentos y estamos preparados para ser parte de ellos.
Por un lado pensamos que la gala benéfica y la carrera solidaria para y por Daniella, nos deparará alegría y una renovada fuerza por saber que cuando nos juntamos, mejor nos salen las cosas.
Me parece increíble que todo la gente que estamos detrás de estos eventos seamos los mismos que estamos atravesando una crisis. Pensar también que a Daniella amor no le falta ni le faltará, que merece este encuentro (y más que seguramente habrá) pero que no solo necesita de este dinero.
Está visto que con estos eventos no termina la labor. Recaudar dinero les da a los padres de Daniella la posibilidad de poder estar con ella para darle educación y hacerla crecer ante todos nosotros. Cuando colaboramos con esta clase de eventos, también hacemos parte del futuro sin poner dinero. Es una obligación seguir creciendo como personas para darle a Daniella, y a miles de Daniellas más: un mundo donde merezca la pena vivir.
Se me hace imposible vivir este evento sin mirar alrededor. Cerrar los ojos y pensar que la realidad no existe o como diría alguno "no hay que mezclar las cosas". Pero creo que las cosas ya están mezcladas. Esta realidad asfixiante y enferma es capaz de sacarnos a la calle. Mantener estos valores de solidaridad para que sepa que nació en un lugar imperfecto, pero con ganas de apostar por cambios positivos, es lo que debe quedarle a Daniella. Las personas que no asisten o no colaboran pero están preocupadas por defender la educación que se apaga, la salud que se esfuma o la marea negra que nos inundará, también piensan en Daniella.
A Daniella, que no la conocemos.
Ella quizá no nos reconozca cuando crezca.
Jamás se me ocurriría pedirle que nos agradezca nada, ni creo que lo esperemos.
La gala la hacemos para que nosotros seamos mejores personas y la podamos recibir en un futuro.
Este fin de semana nos esperan grandes momentos y estamos preparados para ser parte de ellos.
Por un lado pensamos que la gala benéfica y la carrera solidaria para y por Daniella, nos deparará alegría y una renovada fuerza por saber que cuando nos juntamos, mejor nos salen las cosas.
Me parece increíble que todo la gente que estamos detrás de estos eventos seamos los mismos que estamos atravesando una crisis. Pensar también que a Daniella amor no le falta ni le faltará, que merece este encuentro (y más que seguramente habrá) pero que no solo necesita de este dinero.
Está visto que con estos eventos no termina la labor. Recaudar dinero les da a los padres de Daniella la posibilidad de poder estar con ella para darle educación y hacerla crecer ante todos nosotros. Cuando colaboramos con esta clase de eventos, también hacemos parte del futuro sin poner dinero. Es una obligación seguir creciendo como personas para darle a Daniella, y a miles de Daniellas más: un mundo donde merezca la pena vivir.
Se me hace imposible vivir este evento sin mirar alrededor. Cerrar los ojos y pensar que la realidad no existe o como diría alguno "no hay que mezclar las cosas". Pero creo que las cosas ya están mezcladas. Esta realidad asfixiante y enferma es capaz de sacarnos a la calle. Mantener estos valores de solidaridad para que sepa que nació en un lugar imperfecto, pero con ganas de apostar por cambios positivos, es lo que debe quedarle a Daniella. Las personas que no asisten o no colaboran pero están preocupadas por defender la educación que se apaga, la salud que se esfuma o la marea negra que nos inundará, también piensan en Daniella.
A Daniella, que no la conocemos.
Ella quizá no nos reconozca cuando crezca.
Jamás se me ocurriría pedirle que nos agradezca nada, ni creo que lo esperemos.
La gala la hacemos para que nosotros seamos mejores personas y la podamos recibir en un futuro.
